Un lugar para consentir y consentirse. Empecemos por el desayuno: chocolate caliente, concha con nata, huevos al gusto, prueben el omelette con flor de calabaza o, si gustas de lo picoso: unos huevo aporreados. El café americano es refill.
Fundado en 1969 en la esquina de moneda y seminario (hoy casa de la UNAM), en 1984 se mudan a un edificio porfiriano en la calle de Palma, después vino el de Las Palmas, San Ángel y dos más en el Centro. Es el estilo Francés del edificio de Palma que le da las características que tanto me gusta: es clásico, es elegante, es mexicano, es acogedor. El servicio es de primera. Los precios no son los más accesibles, pero si sabes elegir el platillo adecuado vale lo que pagas.
En la comida me gusta abrir con el tradicional molcajete de salsa y queso, después escamoles, mmmmmm… escamoles. El plato principal dependerá de sus gustos, personalmente disfruto del pecho de ternera para compartir.