Tío Pepe

Después de visitarla podrás decir que estuviste en una auténtica cantina del Centro, la cual conserva su esencia desde su fundación en 1902. Una hermosa barra que le da carácter y gallardía, una barra que tiene ciertas similitudes con la de La Ópera, lo que nos puede dar una idea de ser contemporáneas.

No es de las cantinas más económicas en su rango, pero vale la pena ir y sentarse en uno de sus gabinetes que por vista y tacto te darás cuenta que tienen su historia. Lo más divertido es llamar al mesero, no tienes que levantar la mano, ni siquiera nombrarlo, sólo tienes que presionar el timbre que está en tu gabinete, al igual que el resto de las mesas, ding dong.

Hay un pequeño menú limitado para picar, no es el lugar para comer, igual puedes pedir cacahuates o chicharrones. Me encanta ir, beber un par de cervezas y jugar dominó.

Una de mis cantinas favoritas.